Seguro que los expertos en la materia encuentran el valor artísticos que hay en estas pinturas, o no. Sin embargo, yo que no se nada de arte, me quedé boba mirando cómo este domingo mi hija pasó casi media hora llenando las hojas de su libreta de estos lindos colores, y en cada una de las hojas había una historia: la casa de Julián, el bosque o los niños jugando.
Resulta que con este lindo regalo he descubierto que a mi hija si le gusta pintar, pero le gusta hacerlo con pinceles y no con lápices. Así que tocará darle los pinceles más amenudo y dejarla que se meta en su mundo imaginario, aunque eso implique que yo tenga que ir detrás limpiando muchas más veces de las que yo misma desearía.
Por último, dejo aquí la caricatura que mi hija hizo de su padre cuando tenía 2 años y medio.
Saludos!!
